jueves, 30 de junio de 2011

No sé. Este tema de la sociedad, como difumina y transforma los pensamientos y sentimientos individuales, me confunde. Los términos amplios, de hecho, no me agradan. Como una cámara subjetiva que va divisando paso a paso la extensa gama de matices grupales que pueden llegar a existir dentro de un grupo. Grupo que permite ciertas cosas, y no se hace cargo de otras. Individuos que ocultan, que no comparten, que no expresan. Afinidad, para estar en un grupo se necesita afinidad. ¿Siempre? No siempre. Hasta yo misma, sola, me contradigo sin encontrar ninguna respuesta a una pregunta que, a estas horas de la noche, no tiene ningún interés.
Sociedad, otra vez, ¿que carajo es? Nos envuelve, nos desarma, nos modifica constantemente y nos desafia. No invita a desafiarla, en modo de rutina, y se hace pesada cuando el barullo se acumula. Ciudades arrebatas de gente de distintos ojos, y sin embargo, todo tenemos pestañas. ¿Me explico? somos lagartijas, descendientes de ranas coloradas y genéticamente amarrados a una mente poderosa. Mente que se hace cuerpo, y que pierde su sentido en el acostumbrarse. Creencias, religiones, dialectos, costumbres, orígenes, satisfacciones, deseos, ideas, sentimientos, emociones, amor, odio, amistad, solidaridad, violencia, rechazo, y felicidad momentánea. ¿Qué más? ¿Qué más, preguntas? AIRE sólo eso.
La misma idea hace millones de segundos atrás, y recién ahora algunas cosas empiezan a completarse. De todos modos, a la sociedad lo hace el individuo y al individuo, la sociedad. Recíproca coincidencia putrefacta. Si soy parte de lo que VOS sos, entonces sé parte de mí, un ratito. De lo que yo tengo.

Se hace cada vez más fácil olvidarte, pero cada vez más, me sumerjo en un grupo social que compartimos, ambos, y ninguno de los dos va a escapar. Estoy más cerca de vos y vos...no me dejas atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario