sábado, 7 de mayo de 2011


Perseverar un rato más. Bañarse en corpúsculos de somnolencia, entrando en una fiebre glacial fuera de todo lo que implique pensar. Me recostaré en mi propia hamaca sublime e infinita, sin recortes adyacentes, sólo yo y la mecedora del sueño.
Adecentar humedeciendo los vidrios en nuestro tejido corporal, perfumando la garganta y dejándola dormida. Haré que la música pese entre mis hombros y regocijarla será lo que quiera. Descubriré el dique de la nostalgia y el arroyo de la ilusión. Prematuros serán los sauces, y el crepúsculo dictará una sola sentencia: no llores por lo que no es idóneo.

"Una mano se posó en su hombro. Garraty se la quitó de encima con gesto impaciente. La
oscura figura le llamaba, le llamaba bajo la lluvia, le llamaba para seguir caminando, para que
fuera a jugar la partida. Y era hora de empezar; todavía quedaba tanto por caminar. ..
Con los ojos ciegos y las manos suplicantes extendidas ante sí, como pidiendo limosna,
Garraty avanzó hacia la oscura figura.
Y cuando la mano le tocó de nuevo el hombro, encontró aún energías para echar a correr."

Extraño tu lectura Stephen.

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