Veamos esta historia desde un punto de vista panorámico.
Es como si no quisiera pensar, y a la vez no lo estaría haciendo, pero persistiría en mí la necia idea del tener qué hacerlo. Tu vaina, tu corteza, como veleros de fruición. Y yo, mitad que razona, mitad que regocija.
Es como si no quisiera pensar, y a la vez no lo estaría haciendo, pero persistiría en mí la necia idea del tener qué hacerlo. Tu vaina, tu corteza, como veleros de fruición. Y yo, mitad que razona, mitad que regocija.
Candelabros arrebatados de espinas corpulentas y arriesgadas, van desdibujando sentimientos y engendrando emociones penosas, así como pensamientos desgarradores. Sería más vigoroso y honesto con uno mismo, liquidar cualquier emoción atribuida por un ente o raciocinio cutáneo, dejando sólo y como único, ideas cuyo origen sucedieran de uno. Casi infaltable, estaríamos regalando flores día a día.
Yo, crema de elite, requiebre endeble y caminar de bailarina. Envuelta en melodías españolas, danzando con el alma al compás de las lágrimas, que a veces no tienen que salir. Estando en la morada de la memoria y recolectando, como un viajero, alhajas de oro y piel. Me transformaré en árbol para que lo escales cada vez que quieras; pero la concesión no durará por siempre criatura. Discrepar ente sombras y palabras sólo nos llevarán al desafecto riguroso. Ese afecto inexistente que zumba y cruje, al ritmo de un saxofón. Te quise amar.
Y sigo rodeada de pasiones indestructibles que no dominan su futuro, sólo contemplándolas, para ver cuando las obtendré yo. Hipar e inclinarse a la vida, como aves gigantes bordeando las cimas de las montañas, sintiéndose fuerte e indestructible. Ligando al sol con la luna. Queriendo que tu boca sea un blues y que mis manos tu pureza. Deseando verte cada vez, cada vez que crezca. Nunca relegaré las gafas, vida mía, pero ahora, te quiero a vos.
Y sigo rodeada de pasiones indestructibles que no dominan su futuro, sólo contemplándolas, para ver cuando las obtendré yo. Hipar e inclinarse a la vida, como aves gigantes bordeando las cimas de las montañas, sintiéndose fuerte e indestructible. Ligando al sol con la luna. Queriendo que tu boca sea un blues y que mis manos tu pureza. Deseando verte cada vez, cada vez que crezca. Nunca relegaré las gafas, vida mía, pero ahora, te quiero a vos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario