Estuve toda la mañana de este martes pensando en la libertad. No en el significado completo que cada sílaba forma en su sostén, sino una libertad propia. Libertad ante todo y como complemento de uno mismo.
Libertad para decidir, sin manipular, esa precisamente. Libertad que no sirva como amortiguador sino como danza, y que te lleve cerca y tan lejos a la vez.
Por la tarde del martes me entregaron sobre las manos un papel rectangular que decía bien grande: Libertar.
Me miro a los ojos y empiezo a ver de nuevo el ser que soy. Un ser que a veces se me escapa, y juega a las escondidas. Un ser que todo lo ve y todo lo mira. ¿Acaso todo tiene su belleza? ¿puedo complementarme con otro ser? ¿es preciso dar algo de mí que no este dando? Incógnitas que se sabrás con el tiempo que forma. Como yo, como mi ser, como mi incógnita.
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