lunes, 21 de noviembre de 2011

Algunos dicen que la sensación de estar enamorado está en las fibras de las cortinas. Que el hilo lleva consigo migajas de amor, textura indefinible. Que cuando el viento sopla las cortinas se siente el gustito tan particular de comer un gajo de mandarina con hambruna crepuscular. Dicen que si te sentás a meditar vas a escuchar hablar al viento y tu estómago va a regocijarse como oír cautelosos borbotones. Casi como si escupieran.
Si te das un baño de sandía vas a salir rosado y perfumado. Quiero navegar en tu bañera y encontrarme con tu barco más fiel. Llenarme de jugosa sandía y cerrar los ojos para ser capaz de divisar el más profundo amor que sentí la última vez: Malimán, San Juan, niños hechos de pan, pan dulce.

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