miércoles, 1 de junio de 2011

Hasta que te canses


Ex nihilo nihil, “de la nada nada resulta”.
A partir de ciertas sensaciones manifestamos y proyectamos, mediante la razón, paquetes de pensamientos que atraviesan diversas trayectorias, sean estas compatibles u antagónicas. Realizamos involuntariamente arcones y estuches cerebrales, reteniendo imágenes e ideas que giran y revolotean dentro. Estas podrían resultar dañinas anímicamente y generarían una confusión de tal angustia que su magnitud trataría de justificarse con una verdad perpleja o incertidumbre evidente. Hago referencia íntegramente a la barahúnda o desorden que habita constantemente en nuestra cavidad craneana. Como si todas nuestras causas psíquicas y emocionales se reunieran en un embrolle, haciendo ruido de papel glasé sin ningún afán de retirada. Y es así que son efectos convenientes subordinados a sus causas. Fundamento o motivo que ocasiona y propaga la complejidad mental en nuestros días.
En mención a la primera cita, podemos advertir un indicio para registrar e inquirir en la causa de ese pesar.  Pero en cuanto a este conciso abatimiento siempre se debería dejar lugar a la duda; posible que sea y que no sea. ¿Cómo sabemos que ese contrapesar es verdadero y genuino, si detectamos y podemos considerar otras opciones como motivo?
Es evidente que de la nada, nada resulta, pero a veces nos dirigimos interiormente creyendo en posturas quizá equivocas desde un principio. Tampoco podemos registrar una sola razón de ser, cuando a cada paso y momento nuestra mente se abre hacía nuevos aprendizajes e incluso volcares radicales de ideas ya pensadas. La duda es un concepto y una inquietud importante de captar en estos tiempos. Dudar no es ser hereje a lo que creemos como dogmático; de hecho creo, planteo, que todos tenemos interior e íntimamente una cierta doctrina con ortodoxias propias ya embazadas. Como si fueran o posicionaran condiciones ya establecidas y que son partes de nuestra personalidad o filosofía. Dudar es, sino, una reflexión extraordinaria que no tiene porque volverse extenuante. Sin embargo este concepto puede repercutir por el lado contrario de la autopista, haciéndose más inquietante. Podemos hacer referencia a como en siglos anteriores se partía de la duda, y el asombro, hacía la verdad. Y como luego se marcha de la verdad a la justificación de esta.
Justificar es demostrar aquello que creemos como verdadero. Suponiendo que intentamos evidenciar la causa de nuestro malestar nos encontraríamos en el edificio mas alto teniendo la opción de descender y rever los departamentos, pero sin poder llegar mas arriba. Excepto que creamos hallada la causa en cuestión. Pero me permito, en este último tiempo, ir navegando por la justificación de modo tal que no me haga tan angustiante como fue la duda en su momento. Aunque creo, también, que no deseo como pleno alcance, llegar a la verdad. Por que en ocasiones la confirmación y autenticidad no existe, o no es relevante a nuestro agobiar mental.
“Todo lo que puede ser, alguna vez no fue”. Entre mis tantos vacilares rescato: que soy yo del y para el otro. Antes de ser lo que somos no éramos esto; y lo que podríamos llegar a ser no va a ser lo mismo que alguna vez fuimos. Me hez mucho más fácil deducir, o de hecho por convicción, qué fuimos y como nos transformamos a lo que somos, que permitirme comprender que somos y que vamos a ser. Tanto pretérito y tanto porvenir que a veces olvido lo mejor que tiene la fineza del presente. Nos conocemos a la perfección en cuanto hayamos tenido  las suficientes experiencias introspectivas válidas y personales, y podamos garantizar que no sólo somos expectantes del mundo sensible sino, también, de nuestro propio mundo sentimental y racional. Que nadie se conoce mejor que uno mismo, así teniendo en cuenta qué merecemos y quienes nos merecen. A quienes somos y no merecidos; el valor que ansiamos que el otro tenga para nosotros y cuántas migajas tendremos que dejar en la vía para decir: he hecho todo lo que podía crear y enunciar, afirmar y negar. He puesto en duda un vínculo humano, lo he avalado con el corazón y me he peleado conmigo misma, pero aquí me quedo. No me ganaste y al contrario, desperdiciaste tus sentimientos, estrechándolos contra el viento sano y riguroso que instauró un cambio de roles.
Aunque se basa en un aspecto personal, y odio siempre ligarme con lo mismo, uno nunca puede tener total control de un escrito que abarque a la totalidad, ya que uno enuncia de acuerdo a sus experiencias. Otro concepto básico que creo empezar a desprender y desmenuzar con las tardes. Si creamos nuestras propias visiones y congeniamos alborotamientos mentales, entonces también somos capaces de encontrar un punto clave: que sea lo que sea, total cada práctica y pericia influye y se entromete mas profundamente en el intercambio de ideas. Así que nuestra duda y esceptisismo podrían mitigarse con ideas mucho mas claras. ¿Transportan a la felicidad?

La vida es hermosa de tal manera, que me da ganas de llorar. Y sí, es compleja, por eso es hermosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario