Los venados salpicaban entre la hierba y los susurros melancólicos se entrelazaban con los cuentos noveleros. La predilección se hacía grumosa y la duda, una sensación ínfima y paulatina. El pez gualdo recitaba cánticos y los transformaba en regocijos salvajes, al igual que los pájaros castaños. Tupida, rogaba por un nuevo abrigo de sagacidad, que le revele el rumbo al sentido más cercano: el tacto.
El roce, la discreción, la delicadeza, la diplomacia y la cautela. La primera impresión, el primer estremecimiento, que surge de una nueva cáscara. Harapos color frambuesa, seda prediseñada, el choque de las extremidades inferiores, las lenguas delgadas y atentas. Las miradas corrompidas, viciosas, pero suaves, que emanan dulzura y amagues de sonrojo. El aire es un trayecto, un espacio, un puente. Sólo tienes que cruzarlo. Caricias, aspectos, esperas, esperanzas y lúgubres sonrisas. Las pestañas arqueadas reponen el contacto visual. El aroma se hace perfume de tentación y las escuchas, recién se levantan. Tropiezo de una mañana que aún yace a plena luz del inti.
"Before sunrise" Tenías razón cuando dijiste que era para nosotras.. Me dieron ganas de conocer gente, de recorrer el mundo sin reloj y de sentir ese nerviosismo de la primera salida con alguien. Realmente me gustó, simple y perfecta.
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